Una vez pensé que la gratitud era sólo una serie de palabras que decías y que no te llevan muy lejos, pero definitivamente es bueno expresar gratitud para mantener buenas relaciones con los demás. ¿Por qué es tan poderosa la gratitud? Leyendo sobre el tema de la gratitud, me quedé intrigada, ¿porque parece ser que es la base de una vida plena y favorece el desarrollo de habilidades de autorregulación y autosanación? ¿En serio, como es posible?
Vivimos en una sociedad cuyos sentimientos se centran en la carencia más que en la abundancia: al ver una pequeña fuente de agua (oasis) en el desierto dirán: «¡Qué poca agua hay!». En lugar de : «Aquí hay agua. Estamos realmente bendecidos!» ¿En qué áreas de tu vida estás practicando la carencia en lugar de la abundancia? Probablemente en unas cuantas. Reflexiona y dale un repaso tanto a las áreas materiales hasta las emocionales de tu vida (incluidas las relaciones).
¿Cómo podemos cambiar de este enfoque crónico en la carencia…. y por qué molestarse? Antes de responder, tengamos en cuenta que esto no significa que las necesidades no satisfechas que son carencias no requieran de nuestra atención. Causan daño y desencadenan respuestas de miedo (frustración, o ira que puede conducir a la depresión, etc.) porque las necesidades humanas básicas insatisfechas son el equivalente a estar en ese desierto sin NINGUNA agua adecuada en absoluto. Tales como la crianza en un entorno seguro, el apoyo de los padres o compañeros, etc. Son necesidades vitales. Pero a esas cosas materiales o inmateriales a la que accedemos, resulta que «necesitamos» practicar su apreciación, de lo contrario nos sentiremos crónicamente insatisfechos. Y esta apreciación conduce a la plenitud. Entonces, a medida que nos acostumbramos a notar constantemente lo que nos falta (es el mensaje central de los expertos en marketing por cierto en publicidad) reforzamos este comportamiento de NO notar nuestras bendiciones. De ahí la expresión anglosajona «cuenta tus bendiciones».
Comienza como una práctica y luego se vuelve más natural con el tiempo y, finalmente, uno realmente incorpora el sentimiento de gratitud. Sentirlo en el cuerpo es importante, por lo que no es solo un pensamiento pasajero que no deja rastro, y en breve os explico porque. La gratitud y el sentir nuestras bendiciones tienen importantes consecuencias fisiológicas en nuestros cuerpos e impactan nuestra actitud, pensamientos, capacidad de cuidarnos a nosotros mismos o de cuidar a los demás, y en última instancia ser las criaturas que somos que son especialmente hábiles para crear … y llevar vidas plenas. ¿Cómo encarnas la práctica de modo que no es solo un proceso de pensamiento, sino una práctica que sientes en tu cuerpo y está desencadenando respuestas biológicas positivas y satisfactorias? La naturaleza es a menudo muy útil para ayudarnos a «encarnar» actitudes o sensaciones positivas o a «reconectarnos»: puede ser tan simple como cultivar el hábito de dar un paseo por un jardín o bosque en el que conscientemente usas varios sentidos (ojos, oídos, tacto, olfato) y deliberadamente te detienes en lo que ves, hueles, sientes, escuchas. Y reflexionas sobre cómo es la textura, la calidad de la experiencia. ¿Dónde lo sientes en tu cuerpo? Luego continúa tu caminata y pausa repitiendo el ejercicio varias veces.
Si te resulta difícil concentrarte, primero céntrate en tu respiración, en los ciclos de inhalación e exhalación, unos minutos, con los ojos cerrados, antes de comenzar el ejercicio. Esto calmará el discurso habitual en tu mente que es una barrera para sentir tu entorno, pero también a las sensaciones de tu cuerpo. Puedes o no notar efectos el primer día, pero si repites esto unas cuantas veces, definitivamente notarás un cambio, y esto es simplemente porque nuestros cuerpos normalmente buscan constantemente co-regular con un entorno natural: somos seres biológicos, por lo que somos una extensión de la naturaleza después de todo, pero a menudo no permitimos a nuestros cuerpos SENTIR debido a nuestra desconexión culturalmente condicionada. Hemos sido entrenados para NO sentirnos plenamente en nuestros cuerpos.
Esto lleva potencialmente a dos tendencias que son poco saludables: bloqueamos las respuestas al dolor por un lado (a través de varios medios, desde la disociación emocional hasta tomar sustancias) y favorecemos un anhelo constante y una dependencia desequilibrada para vivenciar o consumir sensaciones «positivas» de manera desproporcionada muy selectivas como los subidones inducidos por la adrenalina a través de ciertas experiencias como un deporte físico extremo, pero también puede surgir de un comportamiento de dominación o de la agresión o cafeína / nicotina u otros subidones inducidos o bien por sustancias, u otros excesos como prácticas o ‘conquistas’ sexuales (sin prestar atención al aspecto sagrado de la relación). Esto no significa sin embargo que ignores las necesidades insatisfechas. La mayoría de nosotros coleccionamos unas cuantas a lo largo de los años dada la cultura en la que vivimos. Por el contrario, el ‘trabajo’ consiste en escuchar esa carencia…que refleja muy posiblemente necesidades insatisfechas más profundas y nos toca ver de colmarlas. Estarás más equipada para hacer esta exploración en paralelo a medida que practiques la gratitud ya que esta práctica genera una respuesta fisiológica positiva en tu cuerpo, y, por lo tanto, un terreno más fértil para el autoconocimiento. A través de la gratitud, que nos calma porque frena la secreción de adrenalina (el miedo nace de ella y da lugar a la reacción «lucha/huida»), podrás aprender mejor a identificar qué partes de ti están en el desierto sin el oasis. Nombrar cada una de nuestras bendiciones, nombrarlas una a una, sin prisas, saboreando el ejercicio.
El siguiente paso es honrar ese dolor que adquiere un nombre, darle espacio, y a partir de ahí, desarrollar habilidades de autorregulación …. sobre cómo encontrar el oasis. Y sí, NO hay una solución rápida, es un trabajo de desaprender hábitos dañinos acumulados durante años, pero la hermosa experiencia de sentirse gradualmente cada vez más empoderada en el camino de la autosanación y el crecimiento personal, si decides embarcarte en este sendero, ¡vale la pena! El camino, Camino, o Yanua, del sánscrito, es en realidad el destino, no el punto final. Honrar tu dolor y los diferentes aspectos del Camino son temas para otra entrada de blog.